POLITICA: El Senador Scarabino se iría a partir de diciembre

Desconocido para la mayoría de la población, Federico Scarabino, ex intendente de Quilmes y vicegobernador en ejercicio desde la enfermedad de Alberto Balestrini, se alejará de la política desde diciembre.
Su retiro no es menor: desde el Senado de la provincia de Buenos Aires fue durante estos años uno de los principales arquitectos jurídicos de Scioli y un fiel operador político de sus iniciativas.
Esa tarea la concilió siempre con los intereses del PJ bonaerense y fue esa sintonía justamente la que se rompió. Es que el ex intendente de Quilmes no le agradó la fidelidad que Scioli mantuvo con la Casa Rosada, donde Scarabino es una de las personas más resistidas de la provincia.
Lo es luego de la derrota de Kirchner de 2009, cuando con sigilo, comenzó a tejer un apoyo sin matices del PJ bonaerense a Scioli con la expectativa de que el gobernador impediría la incursión de la Casa Rosada en el armado electoral bonaerense.
“Quién llegue a la presidencia no interesa, lo importante es que los peronistas manejemos la provincia”, repetía en cada mitin político que lideraba en aquel invierno victorioso de Unión Pro.
Tener el poder significaba no sólo impedir que alguien de otra fuerza tome la gobernación sino volver a decidir las candidaturas sin telefonazos de la Casa Rosada, como se hizo habitual durante el liderazgo de Néstor Kirchner.
Su primer paso se frustró por el propio ex presidente: en noviembre de ese año, Kirchner llamó al presidente de la Cámara de Diputados de la provincia, Horacio González, para modificar la reforma política que Scarabino había impulsado y redactado con la venia de Scioli.
Exigió homologar los comicios provinciales con los nacionales para evitar así un desprendimiento del peronismo bonaerense de las urgencias de la Casa Rosada.
Cuando el proyecto se trató por segunda vez en el Senado, Scarabino no ocultó su fastidio por esa reforma. Pero le quedó como consuelo la certeza de que Scioli se demoraría más de un año en reglamentarla.
Desde ese entonces, los operadores del Gobierno nacional lo señalan como el principal complotador de la provincia. La enfermedad de Alberto Balestrini lo puso en aprietos: debió asumir la vicegobernación de la provincia sin abandonar su rol político en la Legislatura.
Según fuentes de esa casa, en ese momento buscó un puente con Kirchner a través de Aníbal Fernández, ex rival suyo en la interna de Quilmes. Pero el rencor seguía latente.
Pese el desaire, su objetivo no cesó. Fue uno de los activos organizadores de la reunión entre intendentes de la provincia celebrada el lunes siguiente a la muerte de Kirchner, con la excusa de homenajearlo.
Aquel mediodía, el entonces alcalde de Berazategui Juan José Mussi, ahora secretario de Medio Ambiente, sorprendió exigiendo un pronunciamiento por la reelección de Cristina Kirchner, que nunca llegó.