martes 30 de abril de 2024 10:27:00

POLÍTICA: JAVIER MILEI, EL CONGRESO “COMO LA GENTE”, EL CONURBANO HOSTIL Y KARINA CANDIDATA

Javier Milei busca su propia mayoría en 2025. Para eso debería ganar en la provincia de Buenos Aires, pero se profundiza su mala imagen en el conurbano. Rumores entorno a la hermana presidencial

Apenas pasaron 100 días desde que Javier Milei asumió en el Gobierno. No obstante, el Presidente se anima a hablar públicamente de las elecciones de medio término del año que viene. “En 2025, con la economía creciendo, la inflación bajando y arrasemos en las elecciones, vamos a tener un Congreso como la gente para que de esa manera votemos las reformas pro-mercado para que la Argentina despegue como un cohete”, vaticinó Milei un mes atrás. “Le vamos a dar una paliza en las urnas”, insistió la semana pasada.
El apuro del Presidente por instalar un clima electoral es directamente proporcional a sus necesidades parlamentarias. Con sólo 38 diputados y 7 senadores, La Libertad Avanza es incapaz de imponer sus proyectos sin tener que negociarlos con parte de la oposición.

Los resultados de esa hiper-minoría están a la vista: en enero la falta de apoyo obligó al oficialismo a retirar el proyecto de ‘Ley ómnibus’ y el viernes el Senado rechazó con muy cerca de los 2 tercios el mega DNU desregulador. Ahora el Gobierno insistirá con el paquete de reformas en la Cámara Baja, pero los opositores ‘dialoguistas’ ya ponen reparos en temas como movilidad jubilatoria e impuesto a las Ganancias.

Claro que cuando Milei habla de un “Congreso como la gente” se refiere a tener una mayoría propia. Para ello su gestión debería mostrar mejores resultados que los de ahora (fuerte recuperación del salario sin destrucción del empleo, para empezar) para llegar a los comicios con una ventaja competitiva.

Para construir una mayoría parlamentaria propia Milei debería hacer una muy buena elección -sino ganarla- en la provincia de Buenos Aires. Se trata del principal distrito electoral: concentra el 38% de los votantes del país y renueva 35 diputados cada 2 años.
Karina Milei
Con ese telón de fondo, empieza a ganar volumen la versión de que el Presidente ya tendría candidato para disputar esa batalla central. Una candidata, más bien: Karina Milei. El rumor indica que el jefe de Estado quiere su apellido en la boleta en el principal distrito electoral. Allí entraría su hermana, secretaria general de la Presidencia y persona determinante del Gobierno.

Los ecos de esa versión los recogió el periodista Pablo Ibáñez para el newsletter Cenital: “Sobre la elección que viene circula una tesis referida a la provincia de Buenos Aires, que indica que el apellido Milei podría estar en la boleta para competir en un territorio donde LLA perdió las tres elecciones del 2023 y donde Milei presenta, sobre todo en el conurbano, niveles de rechazo superiores al resto del país. Karina, claro”-

Las especulaciones sobre la posibilidad de convertir a la hermana presidencial en un producto electoral se dispararon tras la publicación de un spot en el que se presentó de forma oficial el Salón de los Próceres que reemplazó -no sin polémica- al Salón de las Mujeres de la Casa Rosada. En el video, la secretaria general de la Presidencia aparecía como figura central, además de que lo narraba. Se vio allí una suba del perfil de Karina Milei.

No es, hay que decirlo, una estrategia novedosa. Néstor Kirchner jugó su apellido en la provincia de Buenos Aires con su esposa, Cristina, en las elecciones de 2005. CFK ganó esos comicios, en los que fue electa senadora, y además derrotó al duhaldismo, con lo que quedó definida la conducción del peronismo en manos del santacruceño.

4 años después, con Cristina en la Presidencia, el apellido Kirchner volvió a ser la apuesta en territorio bonaerense, esta vez con Néstor encabezando la lista de diputados nacionales junto con Daniel Scioli y Sergio Massa. No funcionó. El conflicto con el campo sumergió al exPresidente en una crisis de imagen que no pudo remontar. Perdió ante Francisco de Narváez.

Se le puede añadir a esos antecedentes la propia experiencia de Cristina Kirchner en 2017, cuando compitió nuevamente por una banca en el Senado y fue derrotada por una lista que encabezó el macrista Esteban Bullrich, aunque la exvice de Alberto Fernández no defendía entonces a ningún oficialismo sino que iba de opositora al gobierno de Cambiemos.

Más allá de los apellidos, el Gobierno deberá mostrar algún éxito económico sobre el cuál cimentar una ventaja competitiva. Kirchner y Mauricio Macri fueron a las urnas con los salarios ganándole a la inflación y ganaron. La cuarentena impuesta por Alberto Fernández que produjo una caída de 10 puntos del PBI en 2020 con cierres de pymes y pérdida de puestos de trabajo se tradujo en una derrota oficialista.

La disparada de los precios tras la devaluación de diciembre, la paralización de la obra pública por la que se perdieron unos 80 mil empleos (según cálculos de la UOCRA) y la licuación de los ingresos configuran un escenario hostil para Javier Milei en la provincia de Buenos Aires, donde no ganó ninguna de las instancias del proceso electoral de 2023.

Imagen en el conurbano
El malestar bonaerense con el Presidente se concentraría en el conurbano. De acuerdo a la última encuesta de CB Consultora, la imagen positiva de Milei cayó en todos los partidos, a excepción de 4. “El presidente ya presenta imagen negativa superior a la positiva en casi todos los municipios del conurbano, excepto Pilar, San Isidro y Tigre”, detalla el informe de la firma de Cristian Buttié.

La imagen de Milei en el conurbano bonaerense, de acuerdo a la última encuesta de CB Consultora.
De los 38 puntos que la provincia de Buenos Aires representa en el padrón electoral, 23 corresponden al GBA. En ese distrito, Massa le ganó el balotaje a Milei sólo con los votos del conurbano aunque el libertario se impuso en el resto de la provincia. Ese es el peso decisivo que tiene el principal conglomerado urbano del país.

Sin resultados que reviertan o al menos contrarresten ese malhumor social, Milei tendrá serias dificultades para hacer una buena elección en el distrito electoral con el que se mide la victoria o la derrota de un gobierno en las elecciones de medio término. No importa el apellido que encabece la lista oficialista.