Isidro Casanova: Una madre pide justicia por la muerte de su hijo
La mujer insistió con que los abogados “fueron comprados por la empresa”
Estela .G. González de 56 años hace 17 años que perdió a su hijo Cristian Gastón Galdi de 23 años en un accidente de tránsito ocurrido en la localidad de Ramos Mejía. La familia vive en el barrio San Carlos de la localidad de Isidro Casanova.
Por: Susana Jara
De esta forma recordó el hecho que ocurrió el 29 de abril de 1997, cuando su hijo, a la salida de la universidad, junto a un compañero se dirigían en una moto cuando fueron embestidos por un colectivo de la línea 54 interno 236. El joven tras sufrir traumatismo de cráneo estuvo internado en el hospital Güemes de Haedo, y finalmente tras la agonía falleció el día 8 de mayo.
Estela expresó que “Gastón no merecía que este accidente quede impugne” ya que la empresa de colectivo 54 que en ese entonces se denominaba Expreso Cañuelas y la aseguradora jamás indemnizaron y a pesar de que se dictó una sentencia, no hubo condena ni pena para nadie”. “El chofer fue condenado por homicidio culposo, pero nunca fue preso y sigue libre. Por lo que mis abogados se desentendieron, no validando los derechos de Gastón ni los míos”, sin embargo piensa que “nunca es tarde para una justicia que debe pagar.”
Sobre ello, la mujer explicó que los abogados abandonaron la causa y que hubo muchas irregularidades, entre ellas la desaparición del expediente, que luego de años fue encontrado.
Detalles de la causa
La mujer insistió con que los abogados “fueron comprados por la empresa”, ya que uno de ellos de un día para el otro abandonó la causa, cuyo expediente es el Nº 78319, del juzgado Nº 13, secretaria Nº 26 por daños y prejuicios.
Por otro lado, la sentencia fue a favor de la Estela, y de este modo tendría que recibir una indemnización por el accidente de su hijo. La suma del mismo rondaba los 500 mil pesos, pero la empresa quebró y no se encontraban en el domicilio declarado. “La vida de mi hijo con más o menos plata no me la van a devolver” dijo.
Sin embargo , la empresa de colectivos había “ presentado quiebra, se había ido de donde estaban“ porque fue Estela quien en persona se presentó en la terminal de ómnibus: “Tenía un ataque de locura, quería prenderla fuego, porque a mi hijo no me lo iban a devolver “ resaltó.
Estela comentó que “esta línea de colectivos N° 54, en la actualidad es la línea 406”, por lo que se pregunta, “¿como la empresa que está ahora no sabía que la empresa anterior tenia sentencias? Pasa que es una buena manera de lavarse las manos” y agregó que “las aseguradoras no se hacen cargo de nada” y que “evidentemente un peatón es solo un número, una estadística.”. “Pero mi hijo no era cualquier persona, estudiaba con mucho sacrificio. Él se merecía que alguien pagara por lo que le pasó, le truncaron la vida y a mí me cortaron los dos brazos.”
Incesante reclamo de justicia
Es por eso que “después de ese trágico accidente, donde un colectivo le arrebató la vida solamente yo su madre y sus hermanos pedimos que se haga justicia” y agregó: “Necesito saber cuáles son los derechos humanos”, porque “la muerte de mi hijo no es una estadística de tránsito.”
Testigos comentaron que el colectivero manejaba a gran velocidad, lo que no le permitió frenar y “lo arrastró cien metros sobre el asfalto” y esta misma gente “quería linchar al conductor del colectivo.”
Por otra parte, un remisero que se encontraba en la zona contó a la mujer que los jóvenes “venían lento, porque cuando pasaron se escuchó una conversación entre ellos”, por lo que la mujer deduce que “el colectivero fue el culpable del accidente”, ya que se “quería escapar del lugar.
La mujer contó que Gastón era un buen hijo que quería salir adelante en la vida y “estaba lleno de proyectos”. Además, cursaba en la Universidad Nacional de La Matanza “con muy buenas notas y mucho esfuerzo y, no menos sacrificio, licenciatura en comercio exterior” relató.
En esta misma línea continuó señalando que “el sacrificio de todos esos años de privaciones para tener una oportunidad en nuestra patria, sus monedas para el colectivo y las interminables fotocopias de apuntes y libros para estudiar, el tercero de cinco hermanos que se privó de su juventud,.siempre pensando en los demás”
Es por ello que Estela cuestionó que “no entra en mi razón, cómo en mi país se permiten aseguradores fantasmas para no responsabilizarse de la muerte de nuestros ciudadanos.”
“Gastón tenía 23 años y su vida por delante, yo hoy tengo 56 años y mi vida desgarrada. Tengo fuerzas para continuar porque mis hijos me han dado nietos”.
Estela espera que su voz muda de tanto reclamar,”alguien me ayude y sepa comprender y me dé una respuesta y así poder descifrar el porqué de los derechos humanos de una madre que pide ayuda por la memoria de sus hijo” y agregó: “Justicia para las sentencias que no se cumplen en democracia.” concluyó.Producción compartida entre Diario NCO y El Censor del Oeste Bonaerense, de acuerdo al convenio de participación comunicacional consensuado entre ambos medios periodísticos