jueves 25 de abril de 2024 14:27:31

BERNAL: Condenaron a perpetua a 4 personas por el crimen de Rodolfo “Rolo” González

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Cuatro jóvenes fueron condenados hoy a prisión perpetua por el crimen de Rodolfo “Rolo” González, el joven que en 2008 fue secuestrado en el barrio de Saavedra y asesinado en la localidad bonaerense de Bernal.

Se trata de Julio Germán Sosa, Carlos Alberto Larrosa Chiazzaro, Nicolás “Colo” Cullari y Ezequiel Fernando “Pulga” Aguilera, quienes fueron hallados culpables del delito de “secuestro extorsivo agravado por la muerte de la vícitma”.

En tanto, fueron absueltos Mauro Damián Díaz y Jorge Ramón González. Los fundamentos del fallo se conocerán recién el 4 de junio próximo.

Anteriormente, en la etapa de alegatos, las defensas consideraron nulas una serie de pruebas vinculadas principalmente a las escuchas telefónicas y, por ende, requirieron la absolución de los imputados.

En el caso del imputado Julio Germán Sosa, su defensa solicitó subsidiariamente una reducción de pena por su rol de “arrepentido” a través del cuál aportó datos a la investigación.

Por su parte, el fiscal Marcelo Colombo había pedido que Sosa sea condenado junto a Carlos Alberto Larrosa Chiazzaro, Nicolás “Colo” Cullari y Ezequiel Fernando “Pulga” Aguilera, a prisión perpetua por del delito de “secuestro extorsivo seguido de muerte”.

Colombo también pidió la absolución de los otros dos acusados, Mauro Damián Díaz y Jorge Ramón González, quienes llegaron a juicio con una imputación más leve -partícipes secundarios del secuestro- al argumentar que no alcanzó la prueba en el debate para incriminarlos en el hecho.

A su turno, Pierri y Yofre adhirieron al pedido del fiscal sobre las cuatro perpetuas, pero difirieron respecto del imputado Díaz, para quien pidieron una pena de cuatro años de prisión por “encubrimiento agravado”.

Ante la falta de acusación fiscal, las defensas de Díaz y González pidieron a los jueces Roberto Salas, Martín Vázquez Acuña y Oscar Hergott su inmediata libertad, la cual fue concedida en fallo dividido en el caso del primero.

Algunos acusados revelaron en el juicio que la idea original de la banda era robar en la casa de Rolo situada en el barrio porteño de Saavedra porque tenía la errónea información de que la familia había vendido -en realidad comprado- una casa de 50.000 dólares.

Debido a que no le encontraron las llaves de su casa al joven que acababan de capturar, transformaron el asalto en un improvisado secuestro extorsivo.

En el debate también se demostró que la banda decidió asesinar a Rolo porque éste, al momento de su captura, reconoció a Larrosa como uno de sus secuestradores y dijo: “Yo soy amigo de Carlitos”.

Ambos se conocían del club Kimberley de Villa Urquiza, donde jugaban al fútbol y Larrosa, días antes del hecho, preguntó en el núcleo de conocidos de Rolo a qué se dedicaba y si era “un pibe de plata”.

Rolo estudiaba en la Escuela Comercial 15 porteña, donde estaba a días de recibir su diploma, era abanderado y, además, trabajaba en la pequeña empresa familiar, dedicada a la elaboración de viandas de comida dietética.

El 20 de noviembre de 2008, salió de su casa de Holmberg al 4100 de Saavedra a las 19.15 tras recibir en su celular un llamado de un teléfono que usaba Larrosa.

El joven, que circulaba en su auto Volkswagen Gol blanco, fue interceptado por los cuatro imputados que circulaban en un VW Bora y lo traspasaron de auto.

A las 20.21, el padre de Rolo recibió el primer llamado extorsivo en el que le exigieron el pago de 50.000 dólares de rescate.

A lo largo de la negociación, la familia primero ofreció 5.000 pesos, pero el captor que hablaba le dijo a la madre: “¿Cómo no vas a conseguir la plata si vos tenés una fábrica de comida?”.

La familia luego ofreció 9.000 pesos, pero el trato nunca se cerró porque los delincuentes no volvieron a llamar.

El cadáver del joven fue hallado a las 7 del día siguiente en un predio de Bernal, a metros de la autopista Buenos Aires-La Plata.

Según la autopsia, Rolo fue ejecutado de un disparo de pistola calibre .45 en la nuca y, luego, le arrojaron nafta al cuerpo y lo prendieron fuego para borrar rastros. Por Luis Sangiorgio

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